El Estado argentino retiene el 52% de los ingresos generados por la soja, lo que equivale a más de 14.000 millones de dólares en la campaña 2023/24. Según el productor Néstor Roulet, esto deja a los agricultores con ganancias mínimas después de enfrentar todos los riesgos de producción.
La alta presión tributaria, que incluye retenciones y otros impuestos nacionales, provinciales y municipales, afecta gravemente la rentabilidad del sector agrícola, especialmente para los productores que alquilan tierras.