El tembladeral económico de la última semana, junto con la falta de confianza y de consensos políticos que caracterizan a la Argentina, han profundizado en estos días algunos de los principales problemas del campo.
Con esto no sólo nos referimos al agrandamiento de la brecha cambiaria, que ya es superior al 100%, sino también a las recientes declaraciones de la Ministra de Economía de la Nación, Silvina Batakis, que auguran que más allá del cambio de titularidad de la cartera, las regulaciones hacia el sector agropecuario continuarán siendo restrictivas.
El economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, considera que la Ministra Batakis se siente “cómoda” con el valor del dólar. De hecho, ella misma manifestó: “Tuvimos un atraso cambiario muy importante el año pasado, lo que produjo que los costos de cosecha, siembra y flete subieran al ritmo de la inflación (50%), pero los ingresos subieron al valor del dólar oficial (27%), lo que deteriora la competitividad cambiaria, que hoy no se nota tanto por los precios internacionales”. En este sentido, Miazzo destacó que la decisión de no modificar el tipo de cambio “es un mensaje negativo para las actividades exportadoras, más en un contexto de brecha del 100%, lo que genera mayor expectativa devaluatoria”. Esta diferencia entre el dólar oficial y los bursátiles, genera una suerte de “retención encubierta” a los productores agropecuarios del país.
El referente de FADA aseguró también que “el agro no tiene un festival de importaciones, porque es un generador de dólares netos y en cantidad, pero un mayor ajuste del cepo termina afectando de manera directa a la importación y despierta temores en la cuestión de fertilizantes, gasoil, autopartes de maquinaria agrícola, cubiertas y demás productos como los fitosanitarios. Esto se termina traduciendo en mayores costos y mayores dificultades para las actividades productivas”.
Las “mejoras” del Banco Central
Por su parte, el Banco Central de la República Argentina mejoró las condiciones para acceder a divisas para los importadores de fertilizantes y productos fitosanitarios. La autoridad monetaria, que en los últimos días fortaleció las restricciones para las importaciones para proteger sus escasas reservas internacionales, redujo de 90 a 60 días el plazo para que éstos puedan acceder a dólares oficiales.
Sin embargo, la medida no resulta suficiente, ya que son sólo acciones paliativas parciales que no se enfocan en solucionar los problemas de disponibilidad de productos y formas de comercialización, que son de vital importancia para la recirculación de la economía.
El problema de las importaciones de fitosanitarios y de fertilizantes
Desde CEDASAC, observamos que hay proveedores que tienen dificultades en la importación de productos que vienen formulados en su totalidad desde el exterior, a las que se suman las ya conocidas complicaciones de admisión en Aduana.
Otro de los grupos que se ve afectado (aunque en menor medida) es el de quienes importan el principio activo, pero formulan en la Argentina. Para ellos se genera una ralentización comercial en la distribución.
A su vez, estamos viendo mayor selectividad en los importadores de genéricos a la hora de traer al país variedad de productos. Hoy eligen ingresar únicamente los productos de mayor rentabilidad de su portfolio.
¿Qué generan estos obstáculos comerciales? Principalmente faltante en la disponibilidad de ciertos productos y corridas de precios debido a las fluctuaciones en el tipo de cambio, que se ven acentuadas por la diferencia temporal entre el momento de la importación de los principios activos, el momento de la formulación y su posterior comercialización (fitosanitarios).
Por su parte, Federico Landgraf, Director de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), aseguró que si bien no se generarían faltantes de productos en la cadena comercial de fitosanitarios, “la situación nos lleva a estar más atentos que nunca”. Si bien el distribuidor no puede vender producto si no lo dispone en su stock, debe tener la seguridad de provisión en tiempo y forma.
Un informe elaborado por el Ministerio de Agricultura de la Nación confirmó que la Argentina es absolutamente dependiente de la oferta importada de fertilizantes, simplemente porque no los produce para abastecerse y porque, además, consume cada año más.
Más del 60% de los fertilizantes provienen del exterior. En el año 2021, en comparación con 2020, se registró un aumento del 24% en el volumen importado. Por efecto de una fuerte suba de los precios, este flujo de importaciones demandó 2.300 millones de dólares, una cifra 126% superior a la campaña anterior.
Por otra parte, la logística de los fertilizantes no es tan inmediata como debería, más aún viéndose afectada por las dificultades cambiarias. Requiere de la capacidad de retiro de productos de las terminales portuarias, tracción de pago, rotación de depósitos en la red de distribución y de almacenajes en los campos.
Aparte de las trabas en la importación o demoras generadas por razones cambiarias, desde CEDASAC visualizamos la necesidad de contar con mayor capacidad de almacenaje de productos y de recirculación para tener disponibilidad “in land”. Eso sí, debe ir acompañado del pago “cash” y/o de herramientas crediticias que aseguren la cadena productiva.
Sin dudas, el precio aumenta a medida que se acerca la oportunidad de uso del insumo y de la logística asociada. Y si está afectado por la política macroeconómica, es importante tomar los recaudos del caso. Esto nos lleva a pensar que agudizar el ingenio en tiempos de crisis debe ser un ejercicio constante para seguir creciendo en Argentina.