El ciclo agrícola 2022-2023 se va a desarrollar en un marco complejo y de elevada incertidumbre, no sólo por el escenario climático sino también por el contexto internacional caracterizado por riesgos para los precios de commodities sesgados a la baja, a lo que se suman las inquietudes respecto a la disponibilidad de insumos, todo lo cual podría traducirse en un menor aporte de divisas por parte del campo a la economía.
En el lanzamiento de la campaña gruesa, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) proyectó un escenario de menor cosecha para la campaña 22/23 para los principales cinco cultivos, que pasaría de 117.7 M Ton a 115.5 M Ton (-1.9%), con caídas de trigo y maíz, y una recuperación de la soja.
¿Cuáles son los factores que afectan esta campaña?
ESCENARIO CLIMÁTICO: “LA NIÑA”
El principal driver detrás de esta dinámica la constituye un desfavorable escenario climático. Se aproximaría una tercera campaña consecutiva afectada por el fenómeno de La Niña, que en estas latitudes provoca una reducción en las precipitaciones hacia niveles inferiores a los normales, afectando los rendimientos. Es la tercera vez desde 1950 que se observa este fenómeno por tercer año consecutivo, siendo la última la del período 1998-2001.
La mayoría de los modelos de pronósticos indican para el trimestre octubre-diciembre una probabilidad del 89% de que continúe La Niña. Esta probabilidad disminuiría hacia el inicio de 2023 (se mantiene por encima del 60% hasta el verano inclusive) para dar paso a una fase neutral entre febrero y abril que beneficiaría a los cultivos de invierno 2023-2024.
MENOS VOLUMEN DE TRIGO
La superficie sembrada de trigo descendió entre un 9 y 14% respecto a 2021 de acuerdo a los relevamientos oficiales y privados. La intención de siembra estuvo condicionada por la falta de incentivos para asumir mayores riesgos productivos en un marco de aumento de la inversión necesaria por hectárea por el aumento de los costos y focos de incertidumbre a nivel local e internacional y el escenario climático desalentador señalado.
Según la BCBA, a finales de septiembre un 50% de la superficie sembrada informa una condición hídrica que se ubica entre regular y sequía (vs 34% en el mismo lapso de 2021). En la zona núcleo, la condición de regular a mala alcanza el 70% del área. En consecuencia, se trataría de una de las peores campañas en los últimos años, ya que la producción caería del récord de 22.4 M Ton en la campaña anterior a 17.5 M Ton (-22%).
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) por su parte, proyecta una caída incluso superior, producto de una cosecha que bajaría a 16.5 M Ton (-28%), siendo el volumen más bajo de los últimos 7 años y con riesgos sesgados a la baja, producto de una sequía que comienza a hacer mella en el núcleo triguero de Buenos Aires.
LOS PRECIOS ATENÚAN EL IMPACTO
Ahora bien, gracias a una importante mejora en los precios, el impacto negativo se reduce, pero considerando los precios FOB a cosecha actuales (BCBA) en relación a los efectivos del ciclo anterior, el valor de la cosecha de trigo podría reducirse en cerca de USD 800 M en relación al ciclo pasado, caída que no es más aguda gracias a los mayores precios (+20%).
MENOS MAÍZ
Tras 5 años de crecimiento, la implantación de maíz se verá reducida a raíz de la falta de agua y también de un escenario de mayores costos asociados a su siembra, que hacen que la soja sea una alternativa menos riesgosa. Además, debido a la falta de humedad en los suelos, la siembra se retrasó: la mayor parte del maíz se sembrará en fechas tardías con el propósito de limitar el potencial estrés hídrico en una fecha crítica como es enero.
La producción de maíz con destino comercial totalizaría unas 50 M Ton según la BCBA, 3.8% menos que en la campaña 21/22 y por debajo del promedio de los últimos cuatro ciclos (54 M Ton).
LA SOJA VUELVE A LA CÚSPIDE DEL PODIO
En contraste, la soja se presenta como la alternativa más segura por su mayor tolerancia relativa a las situaciones de sequía, por la menor inversión que conlleva y los crecientes márgenes brutos (que llevan 3 campañas de crecimiento). Por este motivo, según la BCBA la oleaginosa tendría una recuperación importante, se producirían 48 M Ton contra 43.3 M Ton en 2021/22 (+10.9%), en lo que sería el mejor ciclo desde 2019/20.
En base a los precios FOB considerados se advierte que el valor de la cosecha 2022/23 de soja y maíz podría reducirse en cerca de USD 1.200 M en comparación a la presente campaña. Aparte debemos considerar cierto anticipo en septiembre de ventas de soja que se darían en el último trimestre, la demora en la siembra de maíz y soja y los menores volúmenes de trigo, el puente hasta la próxima cosecha gruesa se alarga.
El sector agropecuario es el principal generador de divisas de nuestra economía (aporta el 65% de las exportaciones argentinas pero explica la totalidad de superávit comercial), por lo que su dinámica resulta fundamental para analizar las perspectivas del sector externo. Pese a que el Gobierno espera un crecimiento del 6% para el sector, luego de 3 años consecutivos sin crecer, se abren ciertos interrogantes sobre la próxima campaña agrícola con un contexto más complejo que el esperado inicialmente.
Impacto de IIBB sobre la productividad del sector
En este contexto complicado para el distribuidor de agro-insumos (por los factores antes mencionados) que afectan el volumen de ventas (relación insumo/producto desfavorable, falta de algunos productos, problemas de importación, etc), CEDASAC refuerza su solicitud sobre la reducción del tributo ingresos brutos (IIBB) que impacta de manera importante sobre la escasa rentabilidad de venta de semillas, fitosanitarios y fertilizantes.
Es fundamental para este eslabón dinámico de cadena de abastecimiento, que invierte en instalaciones seguras, logística, que genera fuentes de trabajo altamente capacitadas en toda la provincia de Córdoba, se vuelva a valores de alícuotas de otrora.
También tengamos en cuenta que en otras provincias como en La Pampa, las alícuotas son del 1% para semillas y del 2% para los fertilizantes y fitosanitarios, mientras que en Córdoba las alícuotas oscilan del 2 al 3% según categorías de facturación del distribuidor para semillas, agroquímicos y fertilizantes.
Es de vital importancia tener en cuenta estos aspectos, ya que la reducción de alícuota de IIBB generaría mayores inversiones, recircularización económica en Córdoba, mayor dinámica y RSE “in situ”, apostando como provincia a seguir liderando en producción y con mejores prácticas agropecuarias en sintonía con el cuidado del medio ambiente.
Compartimos los informes de cada una de las organizaciones: